¿Cómo funcionan las feromonas en humanos y los perfumes con feromonas?
Como las hormigas, los humanos ceden a los olores que liberan sus semejantes.
Así, al igual que las hormigas que se sirven de ellos para comunicarse entre sí, y las mariposas para atraer a su compañeros sexuales, los humanos también ceden a los olores que liberan sus semejantes.
Hasta en concentraciones imperceptibles, los olores humanos provocarían efectos subconscientes en el hombre. Este último sería más sensible a las feromonas, que a los olores corrientes de nuestro entorno.
¿ Que son las feromonas?
Se trata de señales químicas inodoras detectables que son emitidas por un individuo y que inducen un comportamiento particular o a una respuesta fisiológica específica en el que las percibe, la mayoría de las veces sin darse cuenta.
Ciertas observaciones sugieren su existencia en el caso humano. La más conocida de ellas es la de las mujeres que vive juntas, ovulan y tienen sus menstruaciones simultáneamente. Para los científicos, resultó en seguida evidente que esta sincronización del ciclo menstrual sobrevenía bajo la influencia de feromonas. La psicóloga Martha McClintock, de la Universidad de Chicago, lo confirmó más tarde mediante un experimento donde las secreciones tomadas a las áxilas de una mujer antes y durante su ovulación, podían acortar o acelerar el ciclo ovárico.
Más recientemente, el grupo de Martha McClintock demostraba que concentraciones infinitesimales de androstadienone (AND), una feromona masculina que está presente en el sudor, la orina, la sangre y el esperma de los hombres, modificaba el humor de las mujeres, elevaba su nivel de atención, aumentaba su ritmo cardíaco, su temperatura corporal y su transpiración.
Las feromonas funcionan
Johan Lundström observó por su parte en el curso de su doctorado en la Universidad de Uppsala, en Suecia, que estas reacciones comportamentales y fisiológicas sobrevenían sólo si el experimentador era un hombre. Entre los animales, las feromonas tienen ante todo una función social. Su presencia es pues inútil si no hay ningún blanco pertinente en el entorno donde son liberadas. Es por esta razón que las mujeres reaccionan a los efluvios de la feromona sólo si hay un hombre en el cuarto donde se encuentran, de otro modo, permanecen insensibles a la molécula, explica el investigador que sigue actualmente sus investigaciones postdoctorales en el Instituto neurológico de Montreal (INM).
Las voluntarias que habían sentido el AND en presencia de un hombre, afirmaban sentirse más despiertas, más determinantes. Efectivamente, la observación de su cerebro por la resonancia magnética funcional (RMF), reveló que la zona cerebral dedicada a la atención que se pone en un sujeto que nos interesa, aumentaba, mientras que cuando estas mismas mujeres respiraban olores corrientes, sólo el área cerebral responsable de la olfacción se animaba. Consideradas como una categoría de olores particulares, las feromonas son tratadas por el cerebro de un modo diferente a los otros olores , subraya Johan Lundström, que midió por otro lado por electroencefalografía (EEG) que el cerebro lograba analizar la feromona masculina un veinte por ciento más rápidamente que otros compuestos. Sin embargo químicamente son muy semejantes. El investigador llegó a la conclusión que las feromonas humanas serían tratadas por un subsistema particular.
Sirven las feromonas
Por la tomografía por emisión de positrón (TEP), la neuróloga Ivanka Savic-Berglund, del Instituto Karolinska en Estocolmo, dijo por su parte, que en respuesta a una bocanada de AND, el cerebro de las mujeres heterosexuales y el de los hombres homosexuales reaccionaban del mismo modo: el hipotálamo, una estructura del cerebro que ejercía un cierto control sobre el comportamiento sexual, se embalaba. Entre los hombres heterosexuales, en cambio, el hipotálamo permanecía silencioso en presencia de la feromona masculina pero se aceleraba cuando les llegaba estratetraenol, una feromona femenina, hacia la cual las lesbianas afirmaban sentirse atraídas aunque la actividad de su cerebro difería de la de los hombres heterosexuales.
Otro experimento llevado por Johan Lundström mostró que mientras inspiraban sin saberlo ellos rastros de la feromona masculina AND, las mujeres consideraban las caras de los hombres más seductoras que cuando se les embalsamaba de una sustancia controlada que percibían como idéntica a la que contenía la feromona.
Cuando se les hacía oler a las mujeres las camisetas que habían sido llevadas por hombres de orígenes diversos, éstas consideraban como más atractivo el olor de los que poseían una herencia genética diferente de la suya. Nuestro instinto olfativo nos empujaría a escoger a un compañero al cual prefirieramos para concebir a un niño, indica Johan Lundström. “Si deseas tener un niño, es mejor emparejarte con un compañero cuyo conjunto de genes no sea semejante al tuyo, porque cuanto más te aproximes genéticamente a tu compañero, más difícil será concebir y tus retoños corren el peligro de padecer problemas debido a los riesgos asociados a un grado fuerte de consanguinidad “, explica el investigador.